En Gauguin y el exotismo, su comisaria, Paloma Alarcó, ha
contado la huida de Paul Gauguin a los mares del Sur como el gran viaje
de ruptura del arte moderno, que tiene su origen en los viajes
románticos de la época de Chateaubriand y Delacroix y se proyecta hacia
delante en la fascinación por lo salvaje de los expresionistas alemanes,
y en una mitología de la aventura exótica prolongada por el cine.
En el
arte, las obras individuales se comprenden mejor cuando pueden verse en
el juego de sus conexiones y sus resonancias. Paul Gauguin es uno de
los pocos artistas inmediatamente reconocibles, dueño de un estilo y de
un catálogo de imágenes que casi cualquiera identifica sin vacilación
como suyos.
Pero para comprender su originalidad es muy útil
relacionarlo con los modelos en los que se fijó, y su relevancia no
sería tan grande si no hubiera inspirado algunas de las corrientes
visuales más fértiles del siglo XX. SIGUE LEYENDO...
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